Cuentos
que
nos envían los niños (y las maestras, y
los papás, para los niños).
¡Muchas
gracias a todos!
"La rosa roja"
(de
Karen Dayana)
A
una niña llamada Rosita le gustaban mucho las rosas. Un día
se fue donde su amiga que tenía un jardín lleno de rosas
rojas. Rosita entró contenta al jardín y tomó una
rosa, pero se había pinchado con una espina. Se asustó,
y luego cuando miró al cielo vio una nube gigante en forma de
una rosa. Le dijo a su amiga: ¡Mira al cielo, es una rosa, qué
bonita! Su amiga pensaba que ella estaba loca porque miraba y no veía
nada. Rosita regresó a su casa, y entonces oyó una voz
que le dijo: Por favor, ¡ayúdame, estoy encarcelada!, soy
una rosa y ya se me está por caer el ultimo pétalo. Rosita
le dijo: Yo te ayudaré, sólo dime lo que tengo que hacer.
Entonces la rosa le dijo: Tienes que ir donde un mago y dile: "Señor,
¿puedes darme una rosa de color rojo?" y me la traes. Bueno,
dijo la niña, pero la rosa agregó: Tienes que ir con mucho
cuidado porque hay una rosa muy mala. Rosita le dijo que tendría
mucho cuidado y partió en su búsqueda. Cuando encontró
a la rosa mala, no le hizo caso y le dijo: ¡Eres una rosa fea!
La rosa mala, para vengarse, la convirtió en una rosa muy chiquita,
pero a ella no le importo y siguió su camino. Cuando llegó
donde el mago, le dijo: ¡Por favor, dame una rosa roja! El mago
le contestó: Pero tu no puedes llevar una rosa roja, ¡porque
eres muy chiquita y la rosa es muy grande! Rosita le pidió entonces:
¡Pues onviérteme en lo que era antes! El mago hizo unos
pases mágicos y Rosita volvió a ser la de siempre. Regresó
donde la rosa y le dio la rosa roja. Entonces la rosa se liberó
por la rosa mágica del mago, y fue muy feliz.
"Las aventuras de Pinti"
(de
Miguel Trujillo Navarrete) Ver en archivo de Word AQUÍ.
"La casa de colores"
(de
Malena Bartolucci)
Había
una vez una chica que se llamaba Martina. Ella vivía en una casa,
en una casa rara, muy rara. Tenía un techo violeta, la puerta
verde, los vidrios de las ventanas eran naranjas, y la pared de afuera
de la casa, ¡¡¡DE TODOS COLORES!!! Tenía un
poco de rojo, de azul, de amarillo, de rosa, y de muchos colores más.
Un
día, Martina invitó a algunos amigos a su casa. Pero no
quería que sus amigos se rieran de ella por su casa rara, entonces
les dijo cómo era su casa, y no pasó nada, porque los
amigos pensaron que ella estaba mintiendo, pero no. Entonces, cuando
todos sus amigos vieron la casa, ¡TODOS SE RIERON A CARCAJADAS!
Se reían de cualquier forma. Decían jejeje, jajaja, jijiji,
jojojo, jujuju, y no paraban de reír.
Martina
se fue llorando, por que todos se burlaban de ella y de su casa tan
rara. Le avisó a su mamá, y la mamá le dijo que,
la suya, era la única casa que era más divertida y más
linda que las demás. Entonces, Martina salió y le dijo
eso a sus amigos, y también les dijo que pasaran a verla por
dentro. Los chicos pasaron y vieron qué linda era la casa por
dentro, ¡no era un desastre vergonzoso como por fuera!, no era
rara, sólo era una simple casa que afuera era muy rara, pero
sólo por afuera.
Cuando
se fueron todos los chicos, Martina estaba feliz de tener una linda
casa. Llegaron a la escuela al día siguiente, y Martina y todos
sus amigos les contaron a los demás qué linda era la casa
de Martina. Y también a la maestra. Luego, todos los chicos les
decían a las mamás que pintaran la casa como Martina:
de violeta, de verde, de azul, de amarillo, de rojo y hasta de dorado.
Y este verde, y este dorado, al igual que este cuento ¡¡se
acabaron!!
"Historia de vecinos"
(Micaela
9 años)
En
ese barrio, siempre pasaban cosas raras. Más que raras. Rarísimas.
Como esa vez,cuando al gato de la abuela Lucía se le ocurrió
treparse a la punta más alta de árbol de la vereda. Ya
sé que no tiene nada de raro que un gato se trepe a la punta
más alta del árbol de la vereda. El problema era que el
gato no se quería bajar.
Ya
sé que no tiene nada de raro que un gato que se trepa a la punta
más alta del árbol de la vereda no se quiera bajar. Pero
su dueña, preocupada, les pidió ayuda a los vecinos.
Ya sé que no tiene nada de raro que se preocupe y pida ayuda
a los vecinos, la dueña de un gato que se trepa a la punta más
alta del árbol de la vereda y no se quiere bajar. Pero es que
allí, justamente, empezaron las cosas raras, porque todos los
vecinos se ofrecieron para darle una mano a la abuela.
Ya sé que no tiene nada de raro que todos los vecinos se ofrezcan
para ayudar a una abuela que está preocupada porque su gato se
trepó a la punta más alta del árbol de la vereda
y no se quiera bajar. Pero, en cualquier otro barrio,los vecinos hubieran
ido a buscar una escalera para rescatar al gato. En este barrio,no.
Porque los vecinos eran un poco raros. Más que raros. Rarísimos.
Por eso, para hacer bajar al gato, al panadero se le ocurrió
llevar su caña de pescar. Pero por más que lanzó
el anzuelo,no pudo pescar al gato. Entonces, al carnicero se le ocurrió
llevar una red para cazar mariposas. Pero por más que la movió
de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, no pudo cazar al gato.
Entonces, al verdulero se le ocurrió usar un salvavidas con forma
de patito. Pero por más que lo arrojaba por el aire, no pudo
salvar al gato. Entonces, al barrendero se le ocurrió poner un
balde en la punta de un palo de escoba y acercarlo hasta la rama. Pero
por más que lo acercó, no pudo hacer entrar al gato. Entonces,
a la maestra se le ocurrió traer la hamaca del colegio para llegar
hasta allí arriba. Pero, por más que sé hamacó,
no pudo atrapar al gato. Entonces, al médico se le ocurrió
traer los cubos de juguetes de sus hijos para hacer una torre bien alta.
Pero, por más que puso un ladrillo rojo sobre otro verde y un
cubo amarillo sobre otro azul, no pudo alcanzar al gato. Entonces,al
policía se le ocurrió hacer una pirámide humana,
pero por más que el farmacéutico se subió a caballito
del vendedor de diarios y el vendedor de diarios se subió a caballito
del almacenero y el almacenero se subió a caballito del mecánico
y el mecánico se subió a caballito del cartero y el cartero
se subió a caballito de cinco bomberos, al gato no lo pudieron
alcanzar.
Fue entonces cuando a la cocinera se le ocurrió traer una lata
de atún. El olorcito trepó hasta la punta más alta
del árbol muy rápido, como un hilo de sabor, y le hizo
cosquillas al gato en el hocico. El michifuz movió los bigotes
para un lado y para el otro y, despacito, despacito, se puso de pie,
se estiró, y bajó del árbol. En seguida, por supuesto,
empezó a comer el atún porque, después de tanto
tiempo de estar arriba del árbol, tenía hambre.
La abuela,contentísima, abrazó a su gato y agradeció
la ayuda a todos. Porque, claro, eran muy buenos vecinos, aunque hacían
cosas raras. Más que raras. Rarísimas.
"Mi
nombre es Carolina soy Licenciada en Educación Inicial y quería
enviarles el cuento realizado por mis alumnos de sala 4 años
J.I.C 3 D.E. 12.
LO REALIZAMOS CON MUCHO AMOR!"
El fantasma y la bruja que tenían miedo
Había
una vez, en un país muy lejano una casa embrujada, donde vivían
una bruja y un fantasma.
La gente de ese país muy lejano no podía
dormir de noche porque escuchaban ruidos extraños que venían de
la casa embrujada, y les daba mucho mucho miedo.
Un día Lautaro y Agustina,
dos nenes que vivían cercar de allí decidieron ir a acampar al bosque.
A
Lautaro y Agustina les gustaba mucho ir de campamento a explorar el bosque y juntar
caracoles.
Cuando se hizo de noche y mientras los nenes estaban armando la
carpa para acampar vieron una luz a lo lejos que venia desde la casa embrujada
_
¡Mira! ¡Mira Agus! ¡Mira esa luz
!! Dijo Lautaro sorprendido.
_¿Qué
será? Preguntó curiosa Agustina
_¡Vamos a investigar! Propuso
Lautaro.
Entonces Lautaro y Agustina siguieron la luz para averiguar de que
se trataba.
La luz salía desde lo alto de la casa y se escuchaban gritos
¡eran
los gritos del fantasma y la bruja para asustar a la gente!
Los chicos entraron
a la casa muy despacito, y vieron una escalera, entonces lentamente comenzaron
a subir.
Cuando llegaron a la habitación abrieron la puerta y vieron
a la bruja y al fantasma jugando y haciéndose cosquillas.
Entonces los
nenes les preguntaron: -¿qué hacen? ¿Por qué gritan?
La
bruja y el fantasma dieron un salto y se escondieron detrás de la cortina.
- brrrr
¿Quiénes son ustedes? ¿qué quieren?...
dijo el fantasma asustado.
- Nosotros vimos la luz y la seguimos, y después
escuchamos los gritos
¿no saben que asustan a la gente? Dijo Agus
algo enojada.
-¡La gente nos asusta a nosotros! .Le respondió
la bruja. Y para no tener miedo en las noches jugamos y nos hacemos cosquillas
para reírnos y que se nos vaya el miedo.
Lautaro y Agustina se miraron
sorprendidos, y les propusieron jugar con ellos.
Entonces la bruja, el fantasma,
y los chicos se fueron a acampar al bosque.
Y así el fantasma y la
bruja nunca más tuvieron miedo a la gente, y Lautaro y Agustina los visitaban
todos los viernes cuando algo les daba miedo para jugar y hacerse cosquillas.
Autores:
sala "B" 4 años T.T. "Las Tortuguitas Juguetonas"
Docente:
TRAPANI CAROLINA
JIC: N° 3 . D.E. 12
Fecha: AGOSTO DE 2007
Aquí
debajo, más que un cuento, una historia real...
Mi
hija Victoria (4 años) tenía un canario muy bonito, que le había
regalado su tía Marita hace ya un tiempo largo. Victoria hablaba y siempre
cuidaba de él, que tuviera agua y comida... Una noche, mientras Vicky dormía,
el pajarito (que nunca tuvo nombre, siempre se llamó pajarito) se murió...
Al
otro día, ya sin rastros de su jaula, ni nada... ella preguntó,
y le dijimos que se había enfermado y lo habíamos llevado al veterenario,
pero que no sabíamos si iba a volver a casa...
Habían pasado
tres días, y Victoria una noche, rezando como lo hace siempre, me dijo:
Mamá:
Podemos rezar por el pajarito?
Si, claro, le contesté yo...
Y ahí
fue que le dije que su pajarito no se había podido curar y se había
muerto...
En el instante que yo pensaba cómo explicarle la muerte de
su mascota, ella resumió así:
Ahhhhh!!!! Claro, cerró
los ojitos y se fue volando a buscar a Dios al cielo, no?
Si, claro que si!!!!,
le contesté.....
Un abrazo
Maria Fernanda Perretta
"Somos
alumnos de 3er. año "A" del Instituto General Martín Rodríguez.
Junto a nuestra señorita María Laura trabajamos en un Taller de
cuentos e inventamos muchos. Este es uno:"
Navidad en problemas
Era
una noche de Navidad luminosa, estrellada y dispuesta a hacer feliz a todos los
niños del mundo.
Papá Noel había trabajado sin parar,
ayudando a los duendes que fabricaban los juguetes, y se quedó dormido.
Comenzó a soñar con una Navidad diferente, en la que cada chico
recibía el regalo equivocado y todos se enojaban porque no les llegaba
lo que habían pedido. En ese instante, un duende pasó corriendo
gritando que no había luz en todo el Polo Norte y las máquinas habían
dejado de fabricar juguetes.
Preocupado, Papá Noel se levantó
de la mecedora en donde se había dormido e intentó ir a ver lo que
sucedía. Al salir, vio a miles de duendes con antorchas y herramientas
y se le ocurrió la idea de pedirles ayuda. Los duendes le dijeron enseguida
que sí.
Al entrar al taller, todos se pusieron a trabajar y se encontraron
con una sorpresa: un osito de peluche estaba atascado al costado de una máquina.
Solucionado ese problema, quedaba otro: el reloj marcaba las 23:45 horas
y el tiempo no alcanzaba para terminar con los juguetes, el trineo y la vestimenta
de Papá Noel. Entonces, un hada le entregó un reloj mágico
que permitía parar el tiempo y, así, pudieron llegar a la casa de
cada niño del mundo, todos recibieron sus regalos y la Navidad culminó
en paz.
¿Te gusta escribir?
¡Enviános tu cuento!