Derechos
de los niños en el deporte
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Derecho
de practicar el deporte sin ninguna diferencia (sexo, aptitud, características
físicas):
Todos los niños deberían poder practicar el deporte en cualquier
asociación deportiva. Ejemplo positivo: los clubes de natación y
los grupos de no competición. Ejemplo negativo: los niños obligados
a quedarse sentados en los deportes colectivos.
Derecho
de entretenerse y jugar:
Es decir, en el mundo en que se entretienen y juegan los niños entre los
7 y 14 años. Cuando se observa un grupo de niños jugando se ve que
inventan reglas y forma de competiciones especiales que a menudo duran toda la
tarde, alternando varias actividades del deporte: fútbol, carreras, patín,
ciclismo, etc. Ello pone de manifiesto la necesidad de variar, crear condiciones
diferentes, proponer alternativas de juego, fomentar el uso de estas prácticas
espontáneas.-
Derecho
de aprovechar de un ambiente sano:
Se refiere, no solamente al ambiente físico sino al entorno humano. Investigaciones
recientes destacan que no es suficiente practicar deporte para defenderse de la
tentación de la droga (el problema del doping prueba lo contrario).Le toca
al adulto, entrenador o dirigente, educar al niño en el sentido del bienestar
físico y psicológico facilitado por la práctica del deporte
e introducir, cuanto antes, nociones como el fair play. Ejemplo positivo: destacar
gestos altruistas y lealtad. Ejemplo negativo: conducta desfavorable del entrenador
o del padre contra el árbitro.-
Derecho
a ser tratado con dignidad: Muy
a menudo ocurre que en la práctica diaria de los deportes vuelven a aparecer
elementos negativos como los de la escuela "rígida" o que el
entrenador use un lenguaje que no respeta las reglas de la buena educación.
Estas son posturas que no ayudan la función educativa que tiene el deporte.
En este caso, el deporte es fuente de frustración, desilusión y
escuela de "falta de respeto hacia los otros".
Derecho
a ser rodeado y entrenado por personas competentes:
El entrenador-educador que actúa en el mundo de los jóvenes debe
poseer conocimientos sicológicos, pedagógicos y técnicos
para poder adaptarse a la realidad del niño. Es obligación de los
técnicos proporcionar fundamentos didácticos, dándoles un
contenido y sugiriendo métodos apropiados. Desdichadamente sucede muy a
menudo que entrenadores menos competentes se les confía deportistas muy
jóvenes y cometen faltas que frecuentemente, influyen en el futuro deportivo
del niño. Algunos entrenadores usan teorías de entrenamiento y competición
apropiados para adultos, pero inadecuados para los niños. Por esta causa
gran cantidad de los jóvenes después de los 15 años deja
el deporte de competición y lo peor es que muchos se alejan totalmente
de la práctica del deporte.
Derecho
de hacer entrenamientos según los ritmos individuales:
Cada persona tiene un ritmo de adquisición de conocimientos y esto debe
ser tenido muy en cuenta para poder fomentar las aptitudes y evitar los errores
de entrenamiento. En este caso se conjugan el aprendizaje de automatismos y el
desarrollo muscular y físico.
Derecho
a competir con jóvenes que tienen las mismas posibilidades de éxito:
No es posible hacer competencias entre niños con diferencias físicas
o con niveles de preparación muy diferentes. De la derrota deportiva se
pueden sacar elementos significativos para la enseñanza, pero la experiencia
de sentirse débil o inferior no es ventajosa, así como tampoco es
la de sentirse muy poderoso.
Derecho
a participar en competiciones adecuadas:
La tendencia en la organización de las competiciones para niños
es adultomórfica (campeonatos largos, torneos por eliminación directa,
largas distancias a recorrer, títulos de campeones, etc.)Sin embargo hay
algunos ejemplos positivos de adaptación del deporte a la edad: minibásquetbol,
minivoleibol, fútbol de 7, torneos de un día.
Derecho
a participar el deporte dentro de la máxima seguridad:
Aquí
se plantea el problema de adaptación de las infraestructuras, que a menudo
no tienen en cuenta la realidad física y síquica del niño
(canchas muy grandes, piso irregular, con pozos, útiles inadecuados, etc.)
Derecho
a tener adecuadas pausas para descansar:
Ocurre muy a menudo que, en lo que llamamos entrenamiento intensivo precoz en
el deporte organizado(mas de 10 horas semanales para deportistas de 7 a 14 años
),se usen las vacaciones para seguir los entrenamientos, de tal forma que no se
le permitan una temporada de descanso. También que, luego de entrenamiento
diario, algunos padres sigan exigiendo que prosiga su preparación en la
casa, con el erróneo fin de apresurar su desarrollo deportivo.
Derecho
a no ser campeón pero también derecho a serlo:
Alrededor de los quince años de edad cuando finalizan los primeros años
de práctica deportiva, el joven adquirió el conocimiento de que
la competición es alegría, por el hecho de compararse, comprenderse,
confrontarse con los otros y consigo mismo.-
La
Carta de los derechos del Niño en el Deporte, fundada en datos recientes
de la medicina, psicología del desarrollo y pedagogía, en relación
a la práctica deportiva del niño hasta los 14 años de edad,
apoya:
a)
ampliar la experiencia motriz a través de la práctica de varios
deportes,
b)
adaptar la organización de las competiciones sin imitar las competencias
de los adultos,
c)
respetar los tiempos personales de adquisición de conocimientos, sin apresurar
su preparación;
d)
tener en cuenta los cambios fundamentales referentes a la pubertad, que frecuentemente
llevan a disminuciones de las aptitudes motrices.
La
actividad física y el deporte son herramientas privilegiadas de exploración
y conocimiento para el niño y el adolescente. El deporte (de la antigua
palabra francesa "deport") significa diversión; también
el atleta de alto nivel aprecia el profundo placer de la práctica del deporte.
Motivaciones intrínsecas como el placer y el deseo de progresar se encuentran
también en el famoso "año más" donde el competidor,
ya no apoyado por suficientes motivaciones, acaba su carrera, siendo anónimas.
Para
el niño las victorias y marcas no son la cosa esencial del deporte, sino
la ampliación de conocimientos, la satisfacción y el mejoramiento
de si misma. Por lo tanto, durante los primeros años de la práctica
deportiva, el deporte debería ser experiencia del placer y del progreso
físico. La exacerbación de la competición y una intensidad
monodisciplinaria excesiva antes de los 13 o 14 años (depende de la disciplina
deportiva), no favorecen el crecimiento del deportista-aprendiz: por el contrario:
aumenta el riesgo de que deje de practicar el deporte.
El
mundo del niño es diferente del mundo del adulto; para que progrese hay
que ofrecerle varios modelos, infraestructuras y pruebas distintas de las del
adulto .En otras palabras: hay que respetar su mundo. También se aprecia
subrayar que "si alegría y amargura en el deporte son sinónimos
de victoria y derrota, ello en general depende de la influencia del adulto".
Partiendo
de estos principios es posible definir una ideología psicopedagógica
del deporte fundada en los conceptos observados en los ritmos de desarrollo, de
adaptación de las formas de competición y de las infraestructuras
que preanuncian la práctica pluridisciplinaria. Los diferentes temas de
la Carta de los Derechos del Niño en el Deporte nos brindan numerosos ejemplos,
positivos y negativos, del enfoque que el adulto propone al niño que practica
el deporte.