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La
lectura como llave para acceder a nuevos mundos
Silvia
Gabriela Combes Profesora de Nivel Inicial - Técnica en Organización
y Administración de Instituciones Educativas
El
compromiso que las docentes tenemos con la lectura se manifiesta cada vez que
se enseña y se entablan los vínculos afectivos que unirán
de por vida al niño con la misma. La lectura, de este modo, forma lectores
ávidos, imaginativos, creativos. En definitiva, se desarrolla el sentido
crítico de los futuros ciudadanos. Para que este proceso se lleve a
cabo convenientemente, en primer lugar, los docentes deberemos rever nuestras
prácticas, modificar los criterios de selección, bucear hasta hallar
todos aquellos textos valiosos de autores reconocidos. La tarea alfabetizadora
sentará raíces profundas y complejas. No se alfabetiza sólo
al enseñar a conocer las palabras, las letras o los textos, sino que el
poder del lenguaje radica en su capacidad transversal de atravesarlo todo. Mediante
el uso del lenguaje escrito, se ponen en juego diversos propósitos, se
tienen en cuenta también las situaciones comunicativas, sobre todo aquellas
que se desarrollan con una frecuencia tal que garantizan en los niños la
continuidad, mediante la cual, dichos acercamientos con las prácticas del
lenguaje prosperen hasta lograr que se apropien totalmente de las mismas. En
el Nivel Inicial, es de fundamental importancia el iniciar a los niños
en estos aprendizajes o retomar la enseñanza en aquellos que ya avanzaron
en el uso de las prácticas sociales de lectura y escritura. Un punto
importante a tener en cuenta en este sendero es el que se relaciona básicamente
con la selección de textos adecuados e interesantes, el qué leer
se relaciona directamente con la conexión que une al docente con la lectura.
He aquí el problema mayor a salvar. Deberemos rever nuestras prácticas
lectoras. Si el docente no lee, o lee muy poco, poco podrá aconsejar, recomendar
o estimular a sus alumnos para que lo hagan. Este problema de la docencia tiene
una estrecha relación con la formación profesional adquirida. Volver
sobre este problema, revisar las prácticas y la relación directa
que se da entre el docente y la lectura, bastará para poder retomar el
camino duro y desafiante que propone el ser formadores de nuevos lectores o futuros
escritores. El propósito es tener las aulas llenas de docentes apasionados
por la lectura, para poder observar luego cómo se produce la función
multiplicadora que se provocará en sus alumnos. Enseñar a "leer",
no sólo con los ojos o el entendimiento, sino con el corazón y la
imaginación, invitará a atravesar fronteras a incursionar en nuevos
mundos, a hacer posible lo imposible. Es nada más ni nada menos, que
formar libre pensadores, lectores críticos que puedan expresarse y defender
sus ideas sin temor. Por lo general, en las salas de Nivel Inicial, se pide
cada año "un librito" para la biblioteca del aula. Aquí
vemos que el poder de selección de los contenidos de los mismos escapa
de las manos del docente, y pasa directamente a las familias que son las encargadas
de comprarlos y elegirlos. Sería importante que fueran los docentes
quienes eligieran qué libros comprar, y cuáles no. Cada año,
al adquirir los materiales para usar durante el ciclo lectivo, cuántas
veces nos hallamos frente a "libritos" de rara procedencia, cuyas historias
están escritas sin ton ni son y muchas veces con finales dudosos, o carentes
de ellos, con una pobreza literaria extrema, que beneficia poco o nada a quienes
escuchan esas historias. La biblioteca del aula es de vital importancia, deberá
tener libros capaces de incentivar, de dar placer de acercar a los niños
para que se adueñen de ella. Sabido es, que se hace lectores leyendo, pero
también escuchando a otros lectores. La variedad de autores, en cuanto
a propuestas literarias, ampliará el universo lector de cada uno de los
niños. Es necesario que los niños también participen
en la elección de los textos a la hora de optar por un cuento para leer,
tan necesario como el que puedan acceder a visitar otras bibliotecas. El punto
aquí es formar una comunidad de pequeños y pequeñas lectoras.
Para ello es preciso respetar al niño lector, en toda la dimensión
que eso implica. Los docentes deben llevar a cabo un trabajo serio previo,
en cuanto a la selección de los contenidos a enseñar, a la elección
de los autores y, básicamente, tomarse el tiempo de leer "TODO"
el material antes de que lo haga el niño. Pueden animarse a incluir,
dentro de la bibliografía seleccionada, textos extensos o con un vocabulario
complejo. Con el correr del tiempo, se podrá apreciar que la atención
de los pequeños cada vez será mayor, y no representará obstáculo
alguno, ya que lo que estará escuchando le resultará atractivo e
interesante. Irán aprendiendo a "escuchar", a realizar anticipaciones.
Se podrá alcanzar el placer y, al pedir una y otra vez que se les narre
la misma historia, aprenderán a descubrir el humor, la tristeza y la magia
etc. El entorno en el cual deambulan los niños, que es el aula, es
un disparador permanente, si está preparado adecuadamente. Colocar letreros,
carteles, poesías, en láminas en las paredes, siempre accesibles
a los niños, escritas en imprenta mayúscula, provocará el
interés por saber qué dicen, o intentar descubrirlo, leyendo ellos
mismos. Frecuentemente se producirán escrituras colectivas, niños
que dictan textos a otros niños, que los escriben como pueden o se los
dictan a la docente. En el nNivel Inicial, uno de los grandes objetivos es
la estimulación del lenguaje oral, realizando para ello diversas actividades,
que invitan a jugar con las palabras, a partir de lo cual podrán advertir
las múltiples posibilidades que el lenguaje diario nos presenta. Facilitando
el contacto con variados elementos cotidianos, es como se comienza a acercar al
niño a la lectura. Acercar los textos a los pequeños es la manera
como aprenden a leer, "leyendo". Esto les posibilita previamente realizar
anticipaciones del contenido del texto de la mano de las imágenes (el contenido
gráfico) que el mismo posea. El valor que tienen estas prácticas
lectoras reside en que irán posibilitando diferentes alternativas e ir
ensayando diferentes estrategias lectoras. El acceso a los primeros esbozos
de escritura van unidas a la lectura, indefectiblemente. Mientras comienza a acceder
a una, en paralelo va accediendo a la otra. Al comenzar a escribir las primeras
letras, le ayudará a comprender y a aprender que cada una de ellas tiene
un signo gráfico y un sonido particular. El conocer las letras le posibilitará
poder comenzar a deletrear las palabras. Esto será un esfuerzo enorme para
ellos y será digno de ser felicitado y estimulado. Por ello, en esta etapa,
no se deberán tener en cuenta las reglas ortográficas. Leer en
compañía de un adulto es el momento ideal para que el pequeño
comprenda qué es la escritura. Leerles en voz alta, señalar las
letras, y que éstas conforman las palabras, y ver las ilustraciones que
esas palabras representan, a la vez les ayudará a comprender el sentido
de la escritura en su generalidad. Y que cada palabra tiene un significado en
si misma. Iniciarlos en la lectura y en sus convenciones los ayudará a
aprender cómo abordar un texto. Disfrutar a diario de experiencias lectoras
con los niños, compartir junto a ellos el placer del tiempo compartido,
el gozo de la escucha, favorecerá el desarrollo de la fantasía y
sentará las bases de futuros lectores, que aprovecharán leyendo,
escuchando y compartiendo. En ese maravilloso momento cotidiano en el que todo
se detiene y sólo se deja correr la imaginación, docentes y padres
son portadores de la llave secreta que conduce a ese mágico mundo. No dudemos
en abrirles las puertas lo antes posible.
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