El cuento en el jardín |
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Así
como los estímulos que recibe el niño desde su gestación
influirán en su desarrollo en forma negativa o positiva, las experiencias
relacionadas con la lectura y los libros que éste recoge, desde antes de
aprender a leer, determinará ampliamente su actitud hacia los mismos, por
lo que la conducta que adopten los papás y maestros determinará
el hecho de que el niño pueda incorporar y disfrutar correctamente de esta
actividad.
El jardín debe propiciar ampliamente este encuentro del
niño con el libro, proporcionándole, en principio, un ambiente adecuado
y gratificante para el momento de lectura en cuanto a mobiliario, iluminación,
accesibilidad a toda la biblioteca y asientos cómodos para todos los gustos
(sillas, mesas, almohadones
para sentarse en el piso si así lo desea, etc.).
La
narración
La narración del cuento debe efectuarse en un clima agradable y tranquilo.
Más importante que lo que se cuenta es la manera y el hecho mismo
de narrar. Los temas irán variando de acuerdo a la edad, comenzando con
elementos muy próximos a ellos y sus necesidades, y complicándose
gradualmente con secuencias temporales, mayor extensión, y el agregado
de otros componentes y diferentes tipos de imágenes.
En cuanto a estas
últimas, deben utilizarse como apoyo a la narración, pero no excesivamente,
para que el niño pueda construir sus propias imágenes interiores
asociadas a las palabras que escucha.
También se puede emplear las
imágenes para comprobar que el niño esté entendiendo la narración,
por ejemplo:
- Se narra o lee el cuento mientras se van mostrando las láminas.
- Luego de terminada la lectura, se vuelve a "contar" el cuento entre
todos, mostrando nuevamente las mismas de a una y preguntando a los niños
qué estaba pasando en ese momento en el cuento.
Otra variante efectiva
es utilizar un cuento conocido por ellos y "contarlo mal", animando
a los pequeños a corregir los errores. Con estas actividades también
se propicia el desarrollo de la atención y la imaginación.
Decíamos
que los temas y extensión adecuados de los cuentos van variando según
la la
edad de los pequeños. Aquí exponemos las características
ideales de los libros para cada etapa.
Dos
años:
En
esta etapa, libros de cartón duro y páginas gruesas de cartón,
fáciles de manipular y difíciles de romper. No es necesario un argumento,
sino que basta con la descripción de los dibujos. Las imágenes deben
ilustrar todo lo que represente objetos familiares, juguetes, chupetes, tazas,
pelotas, y todos los elementos que responden a satisfacer sus necesidades. La
maestra muestra las imágenes y pronuncia el texto, con dicción bien
clara para que el chico realice la representación del símbolo oral
a través de la visión del dibujo.
Tres años:
En
esta edad tampoco es necesario un gran argumento, pero sí ciertas secuencias
de acciones representadas. La ilustración sigue siendo más importante
que el texto, y la maestra narra el cuento mientras el chico mira las láminas,
que con sus dibujos van confirmando lo que se dice. A los tres años, el
niño anima objetos, así que le parecerá natural que las cosas
hablen y actúen como personas. Las acciones mencionadas deberán
tener que ver con situaciones cotidianas en la vida del nene, en donde pueda identificarse
con los personajes, que acostumbrarán a "meterse en líos".
Por ejemplo, el ratoncito que desobedeció o el gatito que se peleó
por no querer compartir, impondrá en él la sensación de no
ser el único que se equivoca, y esto le brindará seguridad.
También
son importantes en esta etapa las repeticiones y los gestos para imitar, en los
cuales participan con entusiasmo.
Cuatro
años:
Los
cuentos típicos y más adecuados para los chicos de cuatro años
son los folklóricos y parafolklóricos, que todos conocemos desde
niños. La magia y la fantasía satisface toda la imaginación
de esta etapa, por lo que los temas favoritos serán reyes y princesas,
encantamientos, alfombras voladoras, magos, hechiceros, enanos y gigantes, etcétera.
Situaciones en las cuales el héroe o heroína debe superar obstáculos
o salvarse y lo hace por medios sobrenaturales son las elegidas por excelencia,
y canalizan la rica imaginación de esta etapa, favoreciendo el desarrollo
psíquico del nene.
La
imagen ya no es tan indispensable, sobre todo si el cuento, en vez de ser leído,
es narrado por la maestra, aunque las ilustraciones del libro servirán
en un futuro para recrear el cuento por su cuenta en el rincón de biblioteca.
Cinco
años:
A
los cinco, los cuentos favoritos son de aventuras reales, con niños como
protagonistas, aunque también aprecian mucho las historias con animales,
como perros, gatos, caballos, etc. Los dibujos se reemplazan en preferencia por
fotografías o ilustraciones muy detallados que parezcan reales. Hay mayor
valoración de la justicia y el premio al bien, así como el castigo
al mal. Todas las aventuras en el fondo del mar, en el espacio, futuristas o tecnológicas
serán muy bienvenidas. Pueden comenzar a mirar historietas simples, que
estimularán el ordenamiento lógico de series de acciones, y también
crear sus propios cuentos.