Las
Unidades Didácticas y los Proyectos:
DOS TIPOS DE ESTRUCTURAS
DIDÁCTICAS en el Jardín
Para
favorecer los procesos que permiten que los niños conozcan, organicen
y comprendan el ambiente, es necesario plantear estructuras didácticas
adecuadas que posibiliten el análisis del mismo a través
de los contenidos que se juzgan pertinentes. Esta organización
de la tarea docente permitirá que, mediante las interacciones
con el entorno, los niños construyan significados "provisionales"
de las nuevas situaciones, a la vez que realicen sucesivas reconstrucciones
de los significados iniciales. Esto supone trabajar en una doble dimensión:
En profundidad, recapitulando y sistematizando las experiencias
anteriores en una progresión hacia un mayor conocimiento.
En extensión,
estableciendo interacciones entre los diferentes elementos de la realidad,
enriqueciendo y complejizando sus significados.
En
el jardín, las estructuras didácticas pueden ser de dos
tipos de acuerdo con las características de las situaciones que
se propongan: las unidades didácticas y los proyectos.
Las unidades didácticas: se organizan a partir de un contexto
seleccionado.
Los proyectos:
se organizan a partir de determinados productos a los que se quiere
arribar luego de un proceso de elaboración.
Ambas
parten de problemas, preguntas y cuestiones que deberán ser investigados
con el compromiso y la participación de todo el grupo. En los
proyectos, los productos a realizar son los que guían el trabajo,
es decir que los requerimientos del hacer son los que obligan a tomar
contacto con el ambiente a fin de ir encontrando las respuestas necesarias
(por ejemplo: hacer una recopilación de juegos tradicionales,
publicar un periódico, etcétera). En la unidad didáctica,
por el contrario, son los interrogantes que se suscitan desde el propio
"recorte" del ambiente que se ha seleccionado los que orientan
la indagación.
¿Sobre
qué base establecer estos "recortes" del ambiente?
Hasta ahora la respuesta predominante fue "el Interés de
los niños", argumento de alguna manera engañoso,
ya que es el maestro, a través de una serie de recursos, quien
crea y promueve los intereses infantiles.
Es
preciso establecer otros criterios para seleccionar estos "recortes":
Que sean significativos para el grupo de alumnos. Esto es lo que constituye
su universo referencial: es decir, aquello con lo cual se interactúa
pero que requiere de mayor indagación para su organización.
Que representen
una problemática común a todos los niños y objetivable
de manera compartida.
Que supongan un
contexto; es decir, un todo en el que sus componentes estén relacionados
en un entramado complejo que le da coherencia.
Establecer
un recorte del ambiente implica seleccionar de esa totalidad
compleja e interrelacionada un sector que va a ser objeto de análisis.
Ese sector conserva su complejidad en el sentido de que se lo considera
con todos sus elementos y se procura ir encontrando las estrategias
didácticas más adecuadas para que los niños lo
conozcan o profundicen sus conocimientos acerca de él y lo organicen.
Se diferencia de un eje temático pues este último
supone seleccionar una categoría para conocer sus características
específicas. Por ejemplo: "Los animales", "Los
medios de comunicación", "Las estaciones del año".
Un eje temático propone un proceso de descontextualización,
ya que, al analizar separadamente los componentes de una clase (por
ejemplo, los animales), se obliga al niño a una mayor abstracción,
pues se parte de una organización en categorías no significativas
para el pensamiento de los niños de estas edades.
Generalmente, el contexto se circunscribe preferentemente a lo geográfico.
Sin embargo, se pueden plantear unidades donde el recorte no se determine
por este aspecto. Por ejemplo: en épocas de comicios, puede ser
interesante trabajar con los niños sobre las elecciones.
Aunque no existe un tiempo prefijado para el desarrollo de las
unidades, es posible anticipar que, dadas las características
de estas edades, ellas demandarán aproximadamente entre quince
días y un mes, teniendo en cuenta las necesidades de sostener
un trabajo continuo y motivador para todo el grupo.Con
respecto al proyecto, los criterios que se tendrán en
cuenta para su selección son:
Que sea significativo para el grupo de niños y que parta de un
verdadero problema que requiere efectivamente de un trabajo ce elaboración.
Que para concretar
esta elaboración sea necesario realizar una indagación
tendiente al cumplimiento del objetivo del proyecto. Para arribar al
producto final es preciso ampliar los conocimientos relacionados con
él.
Que tanto los procesos
de indagación como los de elaboración representen desafíos
posibles de enfrentar por el grupo de niños.
Que suponga una
planificación conjunta entre los niños y el docente de
las diferentes etapas de su elaboración a fin de concretarlo.
Aunque el término "proyecto" puede resultar ambiguo,
ya que también se lo utiliza como sinónimo de plan, en
este documento se lo entiende, según ya quedo expresado, como
un tipo de estructura didáctica. En este sentido, conserva la
idea de plan, pero un plan que implica un fuerte compromiso de los alumnos
en su realización, ya que el hecho de que la propuesta sea del
docente no invalida que los niños se comprometan en la tarea.En
relación con el producto, éste no debe ser necesariamente
un producto concreto, si se entiende por concreto un objeto material,
pero siempre habrá una realización que sintetiza la resolución
que encontró el grupo al problema planteado. Tal el caso de un
proyecto referido a una producción de un programa radial o a
la organización de un festejo.
La
duración de un proyecto es variable y depende de lo que se proponga.
Puede requerir desde quince días un mes, hasta un año
(por ejemplo, los proyectos de huerta). En este ultimo caso supondrán
un primer periodo de trabajo intenso, luego del cual se desarrollarán
otras unidades didácticas o proyectos, mientras en paralelo se
realizan algunas actividades en relación con el proyecto anual.
Por lo antedicho no es el tiempo de duración lo que diferencia
a unidad didáctica de un proyecto. Habrá proyectos que
demanden más tiempo como en el ejemplo anterior de la huerta
y otros necesitarán menos, como es el caso de la elaboración
de un recetario de cocina. De Igual modo, habrá unidades que
precisen mayor o menor duración. En consecuencia, el tiempo estará
en función de las características del grupo y de la propuesta.
Los dos tipos de estructura didáctica pueden estar o no articulados
entre sí. Esta vinculación puede producirse por las nuevas
preguntas que se originan al finalizar una unidad o un proyecto y que
podrán remitir a una nueva unidad o proyecto, de manera que la
tarea se desarrolle en el tiempo como un continuo que permita ir profundizando
y ampliando el conocimiento de los alumnos. A partir de estar trabajando
sobre un determinado contexto, puede formularse la elaboración
de un proyecto, o viceversa. Así, en una sala de 5 años,
los niños estaban desarrollando una unidad didáctica en
relación con un club del barrio. En su investigación descubrieron
que la mayoría de los vecinos creía que allí solo
se realizaban actividades deportivas y desconocía otro tipo de
tareas. El grupo planteó la necesidad de informar al barrio sobre
las demás actividades. Luego de cerrar la unidad, la maestra
retomo la idea y propuso a los niños elaborar un boletín
informativo, lo que dio origen a un nuevo proyecto. Otro grupo, a partir
de un proyecto de elaboración de un recetario de cocina, inició
una unidad didáctica referida a una fábrica de galletitas
cercana a la escuela.
Pero
esta articulación no siempre es posible en la realidad de la
vida de la sala, ya que puede suceder, entre otras cosas, que las preguntas
que se plantean los niños no den lugar a esta continuidad y por
lo tanto se derive hacia otras propuestas, o que el docente decida cambiar
el itinerario didáctico en función de abrir nuevos contextos
de indagación, con lo cual su propuesta no se relacionará
con la anterior. Por lo tanto no es necesario que todas las unidades
y proyectos estén vinculados entre si. En cualquier caso, es
siempre el docente el que decide el rumbo que tomará la tarea
didáctica.
En ambas estructuras didácticas, los aprendizajes son sistemáticos
y dependerán de los recorridos que el docente organice en su
planificación, observando los contenidos y las actividades que
resulten más significativos para su grupo. Este recorrido se
impone pues el ambiente por su propia definición es muy amplio
y, aun cuando se haya realizado una selección de un determinado
contexto para trabajar, es difícil mantener una mirada abarcativa
cuando se encaran problemas o espacios complejos.
LOS CONTENIDOS EN LAS UNIDADES DIDÁCTICAS Y LOS PROYECTOS
A
partir del contexto seleccionado, se organizará la unidad didáctica
y se determinarán cuáles son los contenidos más
adecuados para analizar dicho contexto.
La organización del proyecto se puede iniciar en la determinación
de un producto que se propone elaborar, a partir del cual se establecen
los contenidos que se trabajarán.
Las unidades didácticas y los proyectos incorporan únicamente
aquellos contenidos que es preciso encarar para responder a los interrogantes
que se suscitan al conocer el contexto o al enfrentarse con una determinada
realización. Por lo tanto, no es necesario ni posible que se
incluyan contenidos de todas las disciplinas.
Los contenidos seleccionados deben permitir analizar los problemas planteados,
desde las múltiples miradas que ofrecen las disciplinas. La centración
en el recorte del ambiente o sobre la resolución de una determinada
cuestión que interesa que el niño conozca y organice permite
seleccionar los contenidos que son relevantes para posibilitar esta
comprensión.
Como ya se ha expresado, la unidad didáctica o el proyecto no
permiten, por sus características específicas, trabajar
contenidos de todas las disciplinas. Como lo que se busca es que éstos
asuman su función de instrumentos para el análisis del
contexto o del proyecto, no corresponde realizar incorporaciones forzadas.
En el caso de las unidades, el recorte del ambiente determina qué
contenidos se van trabajar, mientras que, inversamente, es posible que
la elección de los proyectos se realice en función de
los contenidos que se quieren enseñar.
La unidad didáctica no es una excusa para trabajar contenidos,
ni es una ejemplificación para presentar los contenidos en situaciones
que terminan siendo artificiales. El ambiente interesa que sea conocido
por si mismo. La Insistencia en esta cuestión se debe a la necesidad
de desterrar viejas prácticas, aún presentes, que pretenden,
con el pretexto de valorizar los contenidos, emplear arbitrariamente
los elementos del contexto para e! desarrollo de los contenidos, como
si el ambiente fuera un mero recurso para el anclaje de nuevos conocimientos.
Retomando lo ya explicitado, en las unidades didácticas la mirada
del docente se concentra sobre el ambiente y, por lo tanto, se incorporan
sólo aquellos contenidos que permitirán que los niños
amplíen o profundicen su conocimiento del recorte seleccionado.
En los proyectos, en cambio, el docente puede decidir su inclusión
ya sea por la Importancia del producto para su grupo o por la relevancia
de los contenidos que ese proyecto le va a permitir trabajar. Este último
es el caso de los proyectos relacionados, entre otros, con los quehaceres
de la lengua escrita: por ejemplo, decidir realizar un libro o una enciclopedia
son propuestas que están conectadas con el interés del
docente de trabajar ciertos contenidos, contextualizándolos en
torno a un producto que va a demandar el trabajo del grupo. En este
caso, el proyecto permite incorporar tanto contenidos de ciencias sociales
y naturales como prácticas del lenguaje.
Algunos contenidos, de los que los niños deben apropiarse, no
se relacionan con las unidades o los proyectos que se están implementando.
No obstante, tendrán un tiempo y un espacio propio de desarrollo,
y por lo tanto se considerarán de manera especifica desde la
planificación de la tarea que realiza el docente.
La
selección de contenidos permite iniciar el abordaje de
la complejidad del ambiente, reconociendo aspectos que se irán
diferenciando y articulando. Las miradas que permiten los distintos
contenidos pueden focalizarse sobre el mismo objeto de conocimiento,
enriqueciendo así su lectura, o pueden complementarse analizando
elementos diferentes de ese complejo que luego podrán articularse.
"En algunos casos, los contenidos de las distintas áreas
que seleccionamos favorecen una mirada integrada sobre el contexto.
El tratamiento de los contenidos de un área se vincula en estos
casos estrechamente con los contenidos de otra. En otros ejemplos, las
diferentes áreas permiten analizar distintos aspectos que conforman
el contexto seleccionado. En estos casos los contenidos de unas y otras
no se vinculan entre si, aunque ambos aportan al conocimiento del contexto."
Así, por ejemplo, si la propuesta es conocer el Zoológico,
resultaría interesante no sólo centrarse en las características
de los animales, la forma en que está organizado, la distribución
del trabajo para su mantenimiento, sino también en las características
de sus esculturas, los materiales con que se realizaron, la composición
de sus formas, las características arquitectónicas de
sus edificios y su relación con las regiones de donde provienen
los animales. Esta "mirada" permite analizar, por un lado,
los diferentes aspectos significativos del contexto y en este caso se
trabajan específicamente contenidos de las ciencias naturales
y sociales, y de plástica. Por el otro lado, algunos de estos
elementos serán examinados desde los contenidos de dos o más
áreas. Es el caso de las construcciones para los animales, que
obligarán a considerar su tamaño, su peligrosidad, su
forma de alimentación y, fundamentalmente, su hábitat
natural. Estos procesos suponen que la misma realidad es analizada desde
las diferentes perspectivas que ofrecen los contenidos. Ambas perspectivas
(la especifica de cada área o disciplina, y la articulada entre
dos o más) recuperan la complejidad del ambiente.
Articular los contenidos permite analizar el ambiente
como un complejo, estableciendo relaciones entre los distintos significados
atribuidos a sus diferentes componentes, de manera de favorecer un aprendizaje
que resulte más significativo para el niño.
En la enseñanza, la articulación o interrelación
es un proceso que efectúa el docente para que los contenidos
diferenciados se relacionen, se conecten unos con otros a fin de dar
cuenta de la complejidad del ambiente. Así, lo que se diferenció
luego se relaciona y se articula entre sí.
En cambio, los procesos de aprendizaje suponen siempre la integración
del nuevo conocimiento a los esquemas del sujeto y, en este sentido,
lo que se diferenció como conocimiento previo se reelabora y
enriquece, y se vuelve a integrar en una estructura cada vez más
compleja, que permite significar más adecuadamente la realidad.
La propuesta de articular los contenidos debe diferenciarse de una práctica
cotidiana: la de utilizar elementos de una disciplina como recurso para
trabajar otra. Así, se hace uso de la música para realizar
expresión corporal o viceversa, se proponen movimientos para
distinguir elementos musicales. Se dibuja para graficar lo que se ha
observado en una experiencia directa o se propone trabajar plásticamente
con los elementos recogidos en la salida realizando una composición.
Estos ejemplos muestran la diferencia entre emplear un recurso para
cierta actividad y trabajar un contenido sobre el cual se centrará
la preocupación del docente para promover el aprendizaje del
niño sobre dicho contenido.
(Material
elaborado por el gobierno d la Ciudad de Bs. As.,Dirección de
Currícula: "Pre-Diseño curricular para la Educación
Inicial", Tomo II, págs. 24 a 29.)