La
génesis del pensamiento matemático:
Pensar y "jugar" la matemática
El
pensamiento matemático está presente en la vida cotidiana
del niño desde muy temprana edad, porque forma parte de la cultura
que lo rodea y de la cual forma parte. Existen nociones de tiempo y
espacio, agrupamiento, movimiento y juego que permiten desarrollar nociones
previas, necesarias para la adquisición del número.
¿Cómo se genera el pensamiento
matemático?
La visión constructivista del aprendizaje de la matemática
tiene como teoría de base el trabajo de Jean Piaget, especialmente,
la descripción sobre la génesis del número. De
acuerdo a esta teoría, los conceptos matemáticos primarios
se construyen mediante la abstracción reflexiva. El sujeto
realiza una lectura de sus propias acciones sobre los objetos, lo que
le permite descubrir relaciones entre ellas y luego reflejarlas en la
realidad exterior. Por tanto, el desarrollo de la competencia numérica
del niño se halla relacionada con el desarrollo de las nociones
lógico-matemáticas.
Desde muy temprana edad, los niños van adquiriendo una cantidad
de conocimientos y estrategias para abordar sus necesidades y responder
a sus inquietudes e intereses. Éstos aún son informales
(aprendidos fuera de la escuela), pero les permiten lograr resolver
situaciones que conllevan las operaciones aritméticas básicas
(suma, resta, multiplicación y división).
Desde estos primeros esquemas propios de acción, se generan nuevos
esquemas que complementan y amplían los anteriores, hasta llegar
a transformarse en "pensamiento".
En sus estudios sobre Psicología Genética, Piaget concluyó
en que todos los niños evolucionan en una secuencia ordenada.
Estas etapas, que llamó "estadios", son: La inteligencia
sensorio-motriz, el pensamiento pre-operacional, las operaciones intelectuales
concretas y las operaciones formales o abstractas.
Piaget
interpreta que todos los niños evolucionan a través de
esta secuencia ordenada de estadios. La interpretación que realizan
los sujetos sobre el mundo es cualitativamente distinta dentro de cada
período, alcanzando su nivel máximo en la adolescencia
y en la etapa adulta. Así, el conocimiento del mundo que posee
el niño cambia cuando lo hace la estructura cognitiva que soporta
dicha información. Es decir, el conocimiento no supone un fiel
reflejo de la realidad hasta que el sujeto alcance el pensamiento formal.
El
niño va comprendiendo progresivamente el mundo que lo rodea del
siguiente modo:
a) Mejorando su sensibilidad a las contradicciones.
b) Realizando operaciones mentales
c) Comprendiendo las transformaciones
d) Adquiriendo la noción de número.
Asimilación-
Acomodación:
"Cuando un individuo se enfrenta a una situación, en particular
a un problema matemático, intenta asimilar dicha situación
a esquemas cognitivos existentes. Es decir, intentar resolver tal problema
mediante los conocimientos que ya posee y que se sitúan en esquemas
conceptuales existentes. Como resultado de la asimilación, el
esquema cognitivo existente se reconstruye o expande para acomodar la
situación".(1)
Esta relación de asimilación- acomodación producirá
el aprendizaje significativo.
Las
nociones temporales y espaciales
Previamente
a la noción de número, el niño adquiere las primeras
nociones de espacio y tiempo. En su artículo "Espacio y
tiempo en la educación infantil", María Isabel Rael
Fuster (2) señala que el tiempo constituye un todo indisociable
con el espacio ya que el primero se percibe por el movimiento y el movimiento
necesita un espacio. Antes de los seis años, hay una subordinación
del tiempo al espacio por parte del niño; posteriormente éste
será capaz de diferenciar ambos.
¿Por qué son tan importantes?
Las nociones espacio- temporales son de gran importancia en el proceso
de aprendizaje, ya que contribuyen principalmente a la adquisición
de las competencias de conocimiento e interacción con el mundo
físico, social y ciudadano , y a la capacidad de "aprender
a aprender". Serán un requisito para los aprendizajes matemáticos,
plásticos, musicales, de lectoescritura, de conocimiento del
medio, la prevención de accidentes, y para adquirir hábitos
de orden, trabajo y convivencia.
Según Piaget, la evolución del espacio en el niño,
la definen los siguientes niveles: un espacio topológico, un
espacio proyectivo, un espacio euclidiano y un espacio racional. Estos
niveles proporcionan tipos de información espacial que incluyen:
Orientación - Dimensión - Tamaño - Dirección
- Formas.
El espacio se vivencia a través del movimiento del propio cuerpo
(succionar, asir, gatear, caminar), de los objetos (caen, ruedan, vienen,
van), de las acciones (tirar, subir, bajar, arriba-abajo, adelante-atrás,
adentro-afuera). Se representa por medio de construcciones, dibujo y
modelado. Esta representación requiere de la motricidad fina
y coordinación óculo-manual.
Para escribir los números, es necesario el desarrollo paralelo
de estas habilidades. Sus falencias implican dificultades en este aprendizaje;
de ahí la importancia de conocerlas y poder trabajarlas.
Etapas
en la construcción del número
El número es concebido por Piaget como la fusión de las
clases (términos individuales, constituida por su propia extensión)
y de las relaciones (lo que permite reunir los términos según
su equivalencia u orden; constituida por la propia comprensión);
las primeras proporcionan el aspecto cardinal del número y las
segundas el aspecto ordinal. Esto es así porque en el concepto
de "clase" se alcanza un equilibrio entre comprensión
y extensión (la comprensión se refiere a la cualidad que
poseen todos los individuos que pertenecen a la misma clase).
Las
etapas en la construcción del número conservan cierta
forma similar con las de la constitución de las clasificaciones
y de las seriaciones.
-
En una primera etapa, se observa la ausencia de la conservación
del número porque el niño confunde la cantidad numérica
(número de elementos) con la longitud espacial (disposición
o ubicación espacial de los elementos del conjunto). Hay aún,
una confusión entre los aspectos lógicos e infralógicos.
- En una segunda etapa el niño, si bien puede efectuar
correspondencia término a término entre los elementos
de dos conjuntos, niega la conservación de la cantidad, cuando
se cambia la disposición espacial de los elementos de uno de
los conjuntos, porque este cambio da como resultado una configuración
perceptiva distinta a la anterior. Los estados (los dos subconjuntos)
que se ponen ahora en correspondencia han dejado de ser idénticos
desde el punto de vista perceptivo; sólo su identidad puede ser
entendida como tal si se abstrae el resultado de las acciones que generaron
transformaciones espaciales, y se consideran los elementos discontinuos
como unidades desprovistas de toda cualidad y de toda relación
espacial.
- Finalmente, la tercera etapa es la de la conservación
del número más allá de toda configuración
perceptiva, es decir, más allá de toda disposición
espacial.
El juego didáctico en el aprendizaje
El juego constituye una natural descarga del exceso de energía
que posee el niño por sus propias características. Para
nadie es desconocido que la mayor parte de la vida del niño la
dedica al juego, a través del cual canalizan sus energías,
sus ansiedades, sus miedos, y desarrolla su curiosidad y creatividad;
por ello se suele afirmar que el jugar es la esencia del niño,
además se puede decir que no existe mejor ejercicio para el niño
que el juego, convirtiéndose en una verdadera gimnasia que beneficia
todas las dimensiones del desarrollo.
¿Cuáles son las actividades que favorecen el pensamiento
matemático?
Si se observa a un niño jugar y se registran las estrategias
que pone en juego durante la partida, de seguro se obtendrá una
larga lista de razonamientos lógico-matemáticos. El juego
es un recurso irreemplazable en la enseñanza, su función
didáctica enriquece todo tipo de aprendizaje: social, emocional,
cognitivo, mediante recursos atrayentes y divertidos como: puzzles,
rompecabezas, adivinanzas, juegos de mesa, naipes, dados, juego del
"quién es quién", etc.
El juego infantil es entonces un medio de aprendizaje espontáneo
y de ejercitación de competencias intelectuales, físicas,
sociales y morales. Para plantear propuestas en el aula, es necesario
saber la evolución del juego infantil. Se toma la propuesta de
Piaget:
- Juego de simple ejercicio o sensorio motor, hasta los 4 años.
Es juego funcional hasta los 6 meses, juego de exploración de
6 a 12 meses y juego de autoafirmación de 1 a 2 años.
- Juego simbólico, de 2 a 12 años. De imitación,
de 2 a 4, de escenificación primaria, de 4 a 7, y de escenificación
secundaria, de 7 a 12 años.
- Juego de reglas, de 6/ 8 años en adelante.
- Juego de construcción y destrucción, no responde a ninguna
sucesión de otro juego sino que se desarrolla a partir del juego
simbólico.
Referencias
y bibliografía:
- (1) IBAÑEZ IZQUIERDO, Leonor-PONCE RAMOS, Alicia. "El
aprendizaje de las matemáticas según las etapas o estadios
de Piaget".
- - (2) Espacio y tiempo en la educación infantil - http://www.csi-csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_15/ISABEL_RAEL_1.pdf
- - RADRIZZANI GOÑI, A.M.-GONZÁLEZ, A. El niño
y el juego.2.Las operaciones lógico matemáticas y el juego
reglado. 1994 (p.46)